miércoles, 11 de diciembre de 2013

La paja del trigo

Anoche fui a Plaza de Mayo. Fui a aplaudir los 30 años consecutivos de democracia y, junto con ello, a condenar más que nunca a la policía sediciosa y a los delincuentes que salieron a saquear. No fui a reírme del horror. No soy tan mala persona.
El de Plaza de Mayo no fue un festival partidario. De lo contrario no hubiera ido. Quienes me conocen no me dejarían mentir al respecto.
Y como el festejo no fue faccioso, preferí salir a la calle a celebrar la libertad y rechazar los alzamientos de policías y militares en vez de quedarme en mi casa, en Buenos Aires, lejos de Tucumán, sin poder hacer nada más que contactar a mis familiares y amigos, lamentarme y ver el caos por las redes sociales.
Como tucumano, no sólo entiendo la indignación, sino también la siento. ¿Cómo no sentirla? Estuve muy preocupado, alarmado, y estoy entristecido, con bronca, dolido, frustrado. Pero, con todo, creo que había que salir a festejar. Un festejo que de carnaval no tiene nada y que, por el contrario, supone un homenaje, una conmemoración y un aprendizaje.
Fui a Plaza de Mayo a renovar el rechazo a cualquier intento de alteración del orden constitucional, sin ninguna bandera política ni ninguna filiación partidaria. Fui a celebrar la vigencia del Estado de Derecho y de la Constitución, con más conciencia que nunca sobre su importancia, después de ver lo que pasa en el país.
No fui a cagarme en los muertos de Tucumán ni a alabar a Cristina Kirchner, como algunos creen con malicia. Tampoco me pagaron para ir a Plaza de Mayo ni me obligaron a cantar nada a favor del gobierno kirchnerista, ni me volví un porteño insensible, ni me convertí en kirchnerista, ni me olvidé de mi provincia, ni nada de lo que equivocada y malintencionadamente suponen algunos.
Creo que debemos dejar de mirarnos con ojos inquisidores y, en cambio, ser más inteligentes. Ser menos demagógicos y pensar más.

martes, 1 de octubre de 2013

Saudade de saudades

Una vez yo descubrí que la saudade es el mejor sentimiento del mundo. No por nada —porque la palabra es linda y sólo tiene significado en portugués, blablablá—, sino porque tener saudade indica que hemos vivido maravillosos momentos. Indica que hemos sido y hemos estado felices. Entonces, sentí saudade de todo: de las conversaciones por el MSN bien entrada la madrugada, saudade de las saudades por nos vernos cada quince días, de los planos de los viajecitos aleatorios, de la ternura de quedarnos sentados en el mirador de Leblon, de que hemos aprovechado intensamente cada momento de las 48 horas en que estábamos juntos cada fin de semana. Y sentí mejor y con más fuerza la saudade de que un día vamos a sentir saudade del día de hoy, de esta última semana, de este último mes, de estos últimos 365 o sabe Dios cuántos días. La saudade de todos los días que pasamos juntos hasta aquí. La saudade de todos los días que de ahora en adelante vamos a tener juntos. Vamos a tener saudades de todo eso.

(De Iracema Marques a Juan José Torres, el 29 de septiembre de 2013, el día de la boda de ambos, en Bahía, Brasil)

martes, 4 de junio de 2013

Variaciones de un lema kirchnerista

La patria es el otro.
La patria es el locro.
La patria es el bocho.
La patria es el moño.
La patria es el porro.
La patria es el toldo.
La patria es el oso.
La patria es el morbo.
La patria es el bombo.
La patria es el bolso.
La patria es el mozo.
La patria es el morbo.
La patria es el orco.
La patria es el sordo.
La patria es el coso.
La patria es el trosko.
La patria es el gordo.
La patria es el torso.
La patria es el pomo.
La patria es el voto.
La patria es el porno.
La patria es el Volvo.
La patria es el odio.
La patria es el nono.
La patria es el ogro.
La patria es el pollo.
La patria es el poncho.
La patria es el ocio.
La patria es el torno.

viernes, 24 de mayo de 2013

Décadas para todos y todas

La década ganada.
La década granada.
La década gansada.
La década bacana.
La década alada.
La década fantasma.
La década paspada.
La década malandra.
La década saltada.
La década pasada.
La década amada.
La década rallada.
La década asaltada.
La década fallada.
La década jarana.
La década Fatala.
La década pagada.
La década macana.
La década rascada.
La década barata.
La década salada.
La década tarasca.
La década ladrada.
La década cargada.
La década payasa.
La década alzada.
La década Lanata.
La década Granata.
La década matada.
La década tapada.
La década tramada.
La década hablada.
La década malvada.
La década pavada.
La década banana.
La década mamada.
La década rayada.
La década bajada.
La década bancada.
La década lavada.
La década sanata.
La década saldada.
La década tarada.
La década avalada.
La década sarasa.

sábado, 23 de febrero de 2013

El quadern gris

· El orden tiene esto de malo: paraliza, admira, invita a no tocar nada. Invita a dejarlo todo para mañana. Dejar una cosa para mañana es dejarla para siempre.
· El único momento de la vida en que debe ser imposible negar la existencia de la providencia debe ser el instante de morir.
· La indiferencia ante el mundo es la felicidad.
· En la vida burguesa todo es repetición.
· Es mucho más difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual todo el mundo opina.
· La música mala suele ser agradable y, sin duda, por esto, los que la cultivan tienen tendencia a prodigarla excesivamente.
· Lo más difícil del mundo es dormir cuando no se tiene sueño.
· A todos los que nos levantamos tarde nos pasa lo mismo: estamos siempre expuestos al ridículo de descubrir la mañana.
· El agua lloriquea en las acequias.
· Cuesta mucho deshacerse de la propia vanidad, de la fanfarronería, de la tendencia a darse siempre la razón, a ciegas, sin repensar. La vanidad parece segregarse de la estructura misma de los tejidos humanos. Es una fuerza que no calla nunca, que actúa sin parar, como el corazón, como las vísceras esenciales.
· La mediocridad tiene el mismo gusto y el mismo color del café con leche.

(Fragmentos de El cuaderno gris, de Josep Pla)

domingo, 17 de febrero de 2013

Twitter y los políticos argentinos.

Hoy en Clarín se publicó una nota que escribí sobre los políticos y Twitter. Acá la posteo entera, sin los recortes de edición.

Un ex ministro de Educación que escribe con errores de ortografía; un ex candidato presidencial que desea Feliz Navidad en la víspera de Reyes; una diputada que quiere que le lleven el desayuno a la cama; un canciller que opina sobre la pelea entre un economista y una vedette; una presidenta que pasa del discurso nacionalista y latinoamericanista a expresiones en inglés. Los traspiés y las contradicciones son moneda corriente en Twitter, una red social que, si no es administrada con cuidado, puede ser un arma de doble filo para los políticos.
La plataforma de microblogging les permite funcionarios, mandatarios, legisladores y sindicalistas promocionarse y mantener contactos directos con sus seguidores. Los gurús de las comunicaciones la ponderan como una herramienta útil para apuntalar su imagen. Pero, a la vez, es un campo propenso a los gaffes y exabruptos, que los ponen en riesgo de perder puntos ante la opinión pública, lo que no parece menor en años electorales como este. El jueves, el líder del Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, tuiteó algo sin sentido y esa expresión se convirtió en el primer trending topic (tema del momento) mundial. El santafesino escribió Obvñzfhnhxds, con lo cual en Twitter se hicieron todo tipo de cargadas. Al día siguiente, inclusive, salieron afiches promocionando a Binner. Pero el impacto del desliz del ex gobernador socialista ¿fue positivo?
Para Gonzalo Echevarría, consultor en comunicación digital, un error en Twitter “no sale más caro que un error en cualquier otro medio masivo”. “Lo que tiene Twitter es que es más fácil meter la pata si no se está muy atento. No hay marcha atrás. Los que quieren borrar o dar de baja su post cuando se equivocaron cometen un nuevo error”, afirma Echevarría.
A menudo los tuits de los políticos delatan incongruencias y comentarios inconsistentes, que quedan en Internet, un archivo abierto y disponible para todo el mundo. Por caso, el 14 de mayo de 2010, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, escribió: “Los K tienen fecha de vencimiento: 10/12/2011”, día en que finalmente Cristina Kirchner asumió su segundo mandato presidencial. El tuit aún circula por la web como burla al PRO. “Las redes sociales son útiles si tenés algo para decir. Si no, mejor no tener un perfil abierto”, sentencia Echevarría.
La presidenta, Cristina Kirchner, suele apelar al nacionalismo para referirse a temas diversos, pero en las últimas semanas tuitea con términos en inglés. Por ejemplo: “Estas son las cosas en las que los gobernantes deben acordar y cooperar. La gestión concreta. No la photo opportunity. Se entiende?”.
El especialista en comunicación política Mario Riorda dijo a Clarín es indistinto que un político maneje su cuenta de Twitter o lo haga un asesor, pero sí es importante “un monitoreo constante del contenido, del estilo y del tono”.
“Soool quiero la lehce en mi cama Me lo merezco!”, tuiteó la ex diputada radical Silvana Giúdice pensando que le mandaba un mensaje por Whatsapp a su hija. Peor le fue a la legisladora porteña kirchnerista María José Lubertino que publicó: “¿Ya están ambas madres allí? ¿Prensa les armó alguna entrevista? ¿Que las adoctrinen, que hablen de MI proyecto”, refiriéndose a Susana Bustamante y Selva, dos madres que reclamaban la aprobación de la ley llamada “muerte digna”. Lubertino borró el tuit y publicó: “en Comisión Salud de la Legislatura escuchamos y acompañamos a las mamás de Melina y de Camila”. Pero el error quedó registrado y firme.
“Cuidar la intimidad sigue siendo un activo valioso, y sólo se recomienda hablar de la vida privada siempre que ello repercuta o trascienda hacia la política. Tomar posiciones sobre hechos de manera apresurada es una de las tentaciones habituales que suele provocar contradicciones o contramarchas”, definió Riorda.
“Ayer lo vecinos de Saavedra nos plantearon su preocupación por demoras del Polo Educativo 3 años de atrazo. Miles de chicos y jóvenes esperan”, escribió en abril de 2011 el ex ministro de Educación, Daniel Filmus. Por el “horror” ortográfico, los internautas fueron despiadados con el hoy senador kirchnerista, entonces en campaña por la jefatura porteña.
Riorda sostuvo que uno de los riesgos es “la negatividad” que las redes tienen vía la transmisión acelerada de rumores o desvirtuaciones que afectan la reputación de personas. “La red es un activador de contagio, pero también un activador de campañas negativas que toman forma planetaria o regional, dependiendo de quién se trate”, planteó.
Con todo, los especialistas recomiendan a los políticos estar presentes en las redes sociales. “El político era una figura alejada del cual solo se tenía visibilidad a través de los medios masivos de comunicación. Su participación directa en redes sociales es un cambio positivo”, opinó Darío Diament, especialista en estrategias de comunicación digital. “Creo que errores eventuales de ortografía o una Feliz Navidad fuera de término agregan naturalidad al interlocutor”, completó.
La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, dedica cotidianamente una parte de su tiempo a hacer “encuestas” entre sus seguidores: “Te consulto: ¿qué aporte constructivo harías..?”.
A diferencia de Alicia Kirchner, la Presidenta, Filmus, Lubertino o Patricia Bullrich, algunos políticos tales como el gobernador Daniel Scioli y el ex presidente Eduardo Duhalde no personalizan el uso de Twitter y prefieren usar las redes mayormente para comunicar sus agendas políticas, sin interactuar con sus seguidores y casi sin opinar.
“Los políticos saben que deben tener presencia en las redes, pero a menudo tienen miedo. En esto radica una de las concepciones más arcaicas para comprender Twitter, porque no importa que se esté o no en las redes: en Twitter ya están hablando de ellos sin consultarle, sean fieles tanto seguidores como feroces detractores. Se tenga o no un perfil abierto, ya alguien comentó algo sobre un político”, dijo Riorda.
Pero la sobreexposición puede ser contraproducente. El canciller Héctor Timerman, por caso, cerró su cuenta de Twitter. El ministro era un usuario activo de la red del pajarito azul y a diario se peleaba con políticos, cuestionaba a los medios y hasta se daba tiempo para opinar sobre relaciones amorosas tales como la de la vedette Luciana Salazar y el ex presidente del Banco Central Martín Redrado.
Elisa Carrió, en cambio, abrió recién esta semana su propia cuenta de Twitter, @LilitaCarrioOk. Las anteriores cuentas asociadas a Carrió no eran oficiales y algunas eran parodias, lo que en Twitter se conoce como cuentas fakes (falsas).
Sin embargo, según Riorda, “no hace falta tener Twitter para que la red —colectivamente hablando— construya la reputación de las personas públicas”. “La red habla, habla y habla, sin necesidad de que cada actor público le responda. Por eso es que redes como Twitter estimulan y amplifican, pero también estresan a la política. Mucho más cuando se dan fenómenos de flaming como interacción insultante entre los usuarios de internet que conduce a posturas polarizadas y radicalizadas”, sostuvo Riorda.
En la Argentina no hay estudios sobre el impacto en la imagen pública de los políticos derivado del uso de redes sociales, que aún opera en campañas electorales como un elemento novedoso. Y, según estrategas digitales, no hay que juzgar a Twitter y otras plataformas como algo bueno o malo para los políticos, sino como algo necesario, porque estos medios reproducen tanto lo bueno como lo malo de cada uno.

miércoles, 30 de enero de 2013

La vieja reina hedonista de Tucumán

Si las paredes de Ovni, Halley y Sideral hablaran, la provincia de Tucumán naufragaría en un escándalo parecido al que en el mundo causó Wikileaks, pero en este caso de corte estrictamente amatorio y sexual. En estos tres moteles de nombres astronáuticos, ubicados en las afueras de la capital provincial, la ideología, el estatus social, el credo y el perfil político de los clientes importa tan poco como un choque de autos en un pueblo de China. Y una persona, su dueña, se ha encargado, con frío o con calor, con lluvia o sol, en crisis y en bonanzas, en dictadura y en democracia, de darles cobijo todos los días, a cualquier hora, y guardar devotamente los secretos de cada una de sus alcobas; la clave de un negocio perdurable y venerado, propio de una mujer que promovió el respeto a las libertades de los demás tanto como a las suyas.
Esta señora, Irma Abraham, hoy por hoy gerencia los tres hoteles, a pesar de sus 85 años, con la predisposición y con el desparpajo del primer día. En la actualidad nadie la cuestionaría por ser mujer y administrar nidos de amor rentados, que fueron el refugio de pasiones prohibidas de una sociedad de rostro anónimo, como un maniquí. Pero hace 39 años, cuando comenzó la actividad, los tiempos eran otros, la sociedad era —como se dice— más cerrada, o menos abierta, y las formas, severas.
Con todo, hace casi cuatro décadas se lanzó con nombre y apellido a incursionar en la motelería —y también en la nocturnidad— y no se privó de nada en lo personal. “¿Qué querés que te diga, que he sido la Virgen María? No se puede vivir sin amor; a la vida hay que vivirla de a dos”, dice la mujer que, sin embargo, se casó tres veces y confiesa que, en el medio, ha tenido sus affaires. “El amor es lo más hermoso que hay. No hablemos del amor como una necesidad sexual y punto. El amor es mucho más que eso: es romanticismo”, filosofa Irma, y se queja con melancolía de que el cortejo, el enamoramiento como ritual previo a la intimidad, se ha ido perdiendo con el correr de los años.
“A mí mis maridos tenían que invitarme a cenar, mandarme un ramo de flores o una sola. Y, si era robada, más lindo todavía. Me acuerdo de una vez, que uno de ellos me hizo poner debajo de un naranjo, lo movió y me llenó de azahares. Ese tipo de agasajos me gustaba. Ahora son las mujeres las que proponen. Si quieren ir a un hotel, buscan plata en la cartera y le piden al hombre lo que les falta. Los hombres las ven a las chicas tan baratas que terminan perdiendo el interés”, reflexiona.
La Turca —como le dicen y como ella odia que le digan— atendió a este cronista en el living de su casa, que está en el fondo de Ovni. El beige es el color predominante en esa sala barroca, de unos 16 metros cuadrados, en la que sobresalen un sillón con capacidad para tres personas sentadas, tapizado con búlgaros imperceptibles; un piano desafinado y en desuso que encima lleva un pequeño mantel blanco de hilo; unas delgadas estatuas egipcias de un metro y medio de altura, dispuestas en dos de las cuatro esquinas; una vitrina de madera y vidrio con copas de cristal esmerilado; y una mesa con seis sillas altas e incómodas. Hacia la pared de enfrente del piano, un centro musical fabricado en los primeros años de la década del 90 con una pila de CDs de cantantes y grupos latinos y románticos, tales como Dyango, Pimpinela y Roberto Carlos, y un poema encuadrado dedicado a la dueña de casa por uno de sus amigos.
Irma Abraham recibe a sus parientes y amigos ahí: un living pequeño, ecléctico, cálido y kitsch.
En el Ovni, rememora, “han pasado cosas muy terribles en la época de la represión”, cuando gobernaba el ya fallecido genocida Antonio Domingo Bussi. “Acá entraron, nos robaron los vehículos, sacaron a la gente. A las esposas las entregaban a sus respectivos esposos y, si eran solteras, a sus padres. Acá en Tucumán era tremendo cuando estaba (Antonio) Arrechea (de jefe de Policía). Me llevaron dos vehículos. Uno fue a parar a las manos del general Acdel Vilas (jefe del Operativo Independencia). Cuando terminó la represión, ordenaron que nos devolvieran los vehículos”, comenta.
Asegura que durante los años de plomo quisieron matarla. “Yo tenía un empleado aquí, de apellido Orellana, que le pasó un memorándum al Ejército diciendo que yo subvencionaba a la guerrilla y le suministraba droga. Además, la Policía corrupta, cuando detenían a las prostitutas, les pedían coimas y les decían que dijeran que trabajaban para Irma Abraham. Por eso me buscaban. Yo había estado de viaje y me bajé del tren vestida de anciana. Me querían hacer desaparecer. Y este Orellana quería quedar como administrador. Al día siguiente de llegar, me presenté yo misma en la Jefatura de Policía y les dije que yo no tenía necesidad de dar plata ni de vender droga. Entonces, tenía 50 años”, relata.
La Turca no sólo debió lidiar con los períodos dictatoriales, sino también con la presión fiscal y la —a su juicio— competencia desleal a la que se sometía a los moteles que estaban en regla, como los suyos. Irma Abraham, en efecto, fue durante muchos años la presidenta de la Asociación de Albergues Transitorios de Tucumán, desde donde no se cansó de denunciar que policías y agentes municipales le pidieron infatigablemente coimas para permitirle que sus establecimientos siguieran funcionando y no sufrir clausuras, inclusive sin que hubiere siquiera una situación irregular.
En septiembre de 1999, azuzó a las autoridades de la comuna de El Manantial, en cuya jurisdicción está inscripto Ovni: en vez de ir a Rentas, convocó a los periodistas y les pagó en la mano los impuestos a un grupo de empleados comunales, ya que, según decía, no sabía qué hacía la comuna “con el dinero de los contribuyentes”. Entonces, desembolsó casi 7.000 pesos/dólares.
Su voz se alzó también contra el gobierno de José Alperovich en 2010, cuando la Dirección General de Rentas (DGR) de la provincia dispuso que patrullas se estacionaran en las puertas de los moteles a pedirles a los clientes que salían que les dieran la factura o el tícket correspondiente al turno que habían pagado. Entonces, Abraham cuestionó lo que —a su criterio— suponía una invasión de la privacidad, uno de los pilares del negocio, y que el gobierno eligiera a los moteles que estaban en regla para realizar los operativos. “No hay más de cinco hoteles alojamiento que estén en regla en Tucumán. En cualquier lado podés encontrar hoteles que no están habilitados”, se quejó Irma, en aquel entonces.
A los dos días de sus declaraciones, Alperovich ordenó dejar de realizar esos operativos, a los que calificó de aberración. Pero antes de eso, Irma, además de quejarse, también había contado a la prensa tucumana cómo había conocido al gobernador, hacía unos 30 años. “Lo conocí a Alperovich yendo a Buenos Aires en un mismo avión de Austral. Entonces, me dijo el doctor Rodríguez Vaquero (un abogado conocido): ‘venga, que le presento al contador Alperovich, que la quiere conocer’. Entonces, nos presenta, y Alperovich se da vuelta y le dice a él: ‘bueno, pero yo vengo de luna de miel’”, contó entonces Irma Abraham, con una sonrisa pícara. Y, cuando Irma Abraham, que no se calla nada, decide hablar, tiembla más de uno.
La vida no le sonrió siempre. En febrero de 1973 estuvo involucrada en un caso de tráfico de drogas, por el cual resultó presa. Entonces tenía 45 años. El informe que publicó sobre el caso el diario La Gaceta, de Tucumán, dice al respecto: “La propietaria de varios clubes nocturnos permanecía anoche incomunicada en la sede de la delegación de la Policía Federal y la detención se produjo luego de que se aprehendiera a Emilio Molina y Félix Vázquez Martínez, quienes transportaban desde Pocitos, Bolivia, un kilogramo de cocaína”. A los días fue liberada y luego quedó desvinculada del caso.
También, este año, se enfrentó con Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, cuando dijo que la joven tucumana —desaparecida desde abril de 2002— se encontró con ella unos días antes de haber sido secuestrada y que le pidió ayuda, insinuando que se encontraba involucrada con la prostitución.
Por sus declaraciones en mayo pasado fue citada a declarar en el marco del juicio por la desaparición de Marita Verón que se realiza actualmente en Tucumán. Dijo que iba a contar todo, pero no dio ni un dato nuevo que permitiera dilucidar qué pasó con Marita. En tribunales, Irma Abraham evidenció su ancianidad, caminando muy despacio y oyendo poco, al punto que tres abogados tuvieron que pararse a su lado para interrogarla.
La señora reconoció ante los jueces que tiene una especie de enemistad con Trimarco, porque la fundación María de los Ángeles es querellante en una causa contra una nuera suya, por prostitución de menores. “Hay que terminar con los rufianes, no con la prostitución”, lanzó mientras era escoltada por dos policías hacia la salida. La declaración fue un papelón.
De ojos pequeños, rasgos arábigos, cara redonda, un metro sesenta de altura, nariz respingada y rulos marrones teñidos cuidadosamente, Irma ofrece café y refrenda una mirada positiva sobre la prostitución. “Bien organizada, debe ser llevada por los gobiernos. Los países adelantados, Bélgica, Holanda, Alemania, Francia, España, todos habilitan prostíbulos, pero bien organizados”, asevera. “Yo tuve muchos años el negocio de la noche —confiesa—. Pero para mí una prostituta era una señorita, y un cliente, un señor”.
Jamás ocultó su actividad como empresaria del rubro de albergues, pero su dedicación como madama, en cambio, siempre se mantuvo en el plano de las versiones, sin confirmar, aunque ocupa un terreno firme en el imaginario colectivo tucumano. “La mentira es el peor de los pecados”, sentencia luego Irma, dejándolo entrever, acaso porque ha llegado a una edad en la que dar explicaciones sobre el pasado es un acto tan despreciable como el de arrepentirse de una inmoralidad que dio felicidad sin dañar a nadie. Al final, la moral es un punto de vista.
“Tucumán ha cambiado mucho. Antes eran cuatro avenidas y nada más. Yo he sido una chica que ha vendido frutas en la calle. Yo no tengo nada más que primero inferior. He tenido un gran amor que me ha enseñado a leer y escribir. Tengo que darle gracias a Dios todos los días de mi vida. Porque he sabido discernir lo bueno de lo malo y no me he podrido. Porque hoy la gente pobre está a un empujoncito de podrirse. Hoy Tucumán es una sociedad de cínicos. Es una sociedad hipócrita y malintencionada”, afirma.
Nació en 1927, en la calle Balcarce 23, en el centro tucumano, cerca de la zona de El Bajo. Hija de inmigrantes árabes, a los ocho años ya vendía verduras en la vereda de la plaza Independencia. Como andaba descalza, el alquitrán de la capa asfáltica se le pagaba en la planta de los pies.
A los 17 años, su padre la obligó a casarse con un hombre mucho más grande que ella. Los acuerdos entre familias para el casamiento de los hijos son muy comunes entre los clanes de ascendencia árabe. Su primer marido, de igual manera y para fortuna de ella, la abandonó a los pocos meses de haber contraído matrimonio.
Con Fernández —así lo llama—, su segundo marido, comenzó a construir el negocio de los moteles, pero antes tuvo otros: fue dueña de la exwhiskería Leo; tuvo un restorán llamado Mon coeur (mi corazón, en francés); despensas y una florería, y también se dedicó a la venta de carbón y de leña. “Pero siempre —agrega— con la idea de juntar plata para construir un albergue transitorio”.
Por momentos se emociona cuando alude los hijos que adoptó a lo largo de su vida: siete, de sus dos hermanos, y una, de uno de sus exmaridos. Se declara “madre postiza”: siendo todavía una niña, un accidente que sufrió la dejó estéril. “Una vez estaba vendiendo verduras en la calle y me caí al lado de unas mulas, que se asustaron y me patearon por todos lados. Y  una de esas patadas me dio en la matriz”, rememora, con amargura, en una entrevista con la revista tucumana Contramano (ya dejó de editarse).
Cuenta que la pareja que le enseñó a leer y escribir, “además de haber sido el soltero más codiciado de Tucumán, por pintón, era un hombre muy culto”. “Él me transmitió la pasión por la lectura y por la música”, dice.
Tras una pequeña vuelta por la casa, durante la cual exhibe un escudo nacional encuadrado y protegido con un vidrio, que —afirma— “es el primer escudo nacional”, llega el momento de recorrer Ovni. Abre las habitaciones con orgullo. Una de ellas tiene una cortina de color rosa, unos jarrones inmensos cuya fragilidad impresiona como la piel de una serpiente, un empapelado a cuadros turqueza y marrón claro y un jacuzzi enorme. “Esta es una de las mejores”, agrega.
Insiste en resaltar las condiciones de higiene del lugar, para diferenciarse de los moteles de Tucumán que funcionan, según dice, de manera clandestina. Muestra el lavadero, donde unas máquinas industriales se encargan de la desinfección, del lavado, del centrifugado y del secado de cada sábana. “Acá esterilizamos todo, porque hay muchas enfermedades”, asevera.
También se declara alarmada por la gente que se ha contagiado de HIV. “Tucumán es la tercera provincia donde más sida hay. Hoy se habla mucho de educación sexual, pero se debe hablar más de higiene sexual”, dice. “Yo siempre les digo a mis nietos: ‘a ver, ¿cuántos profilácticos se ponen?’. Es que hay que enseñarles”, enfatiza.
Irma Abraham, sin embargo, no ha permanecido toda la vida entre el predio del Ovni y los de sus otros dos moteles. Le encanta viajar y ha viajado mucho. Uno de sus maridos era asturiano y, entonces, visitó en varias oportunidades España, un país del que se declara enamorada. También le gusta Buenos Aires. “A veces suelo quedarme horas en el balcón de mi departamento en Recoleta, mirando hacia la calle, y me pregunto: ¿cuántas penas caminan por ahí?”.
La Tía Irma —como también le dicen y sí le gusta que la llamen así— se despide con un “visitame cuando quieras”, parada frente a la cochera de una de las habitaciones del motel. Allí las pasiones siguen ardiendo, cada día, al celo de una reina temida, discutida, enigmática, sencilla y hedonista.

Definiciones

El humorista Miguel del Sel estuvo esta semana en un espectáculo en Villa Carlos Paz, Córdoba. Vi el video y extraje algunas declaraciones del excandidato a gobernador de Santa Fe y próximo postulante a diputado nacional del partido de Mauricio Macri, PRO. Para vuestra consideración:

· "No me cogí nunca un travesti. Ni en pedo. Les tengo miedo, de que me caguen a trompadas y se las tenga que poner igual".
· "El culo es para cagar; la otra para mear, ponerla y divertirme un rato".
· "Gordo y puto, ¿vos podés creer? La trae a la petisa para disimular". (Burlándose de una persona del público)
· "(En el programa de Susana Giménez) me pongo la peluca, los agarró a los negros Wachiturros y los desarmo; pobres". (Jactándose de su talento como imitador)
· "Me causó mucha gracia Florencia Peña cuando contó que la Presidenta le mandaba una carta solidarizándose con el video hot. Me imaginaba la carta; vamos a leerla juntos: 'Querida Florencia: con todo el cariño que te tengo, gracias por aplaudirme, seguí así, chupala tranquila, que todos tus videos seguirán siendo un éxito, como siempre'. (El público aplaude). Podría solidarizarse con los que matan todos los días (sic), los que se accidentan, tanta gente a la que podés darle una mano. Y le manda una carta a esa argolluda. Igual, no tengo nada en contra de la piba".
· "Estamos con una decadencia moral preocupante; una sociedad que se cae a pedazos, que es cada vez más berreta".
· "No tengan miedo cuando un famoso participa en política, porque tenemos mucho más para perder con otro al que no le conocemos la cara".
· "Acá a la corrupción la provocan los gobiernos; no la gente, el trabajador, el comerciante o el empresario".

viernes, 11 de enero de 2013

Desvarío nocturno por Twitter, con un amigo inspirado (o aspirado)

—Me parece que con Borges murió la palabra baladí, de la misma manera que con Derek López murió Batida de coco.
—Sesuda reflexión, cumpa.
—Elucubraciones al borde de la medianoche. Así se llamará mi libro de autoayuda.
—Te hallo inspirado.
—Me hallo más bien aspirado, diría el Facha Martel. Cumpa, lo importante, siempre, es hallarse sin perder el don de la desubicación.