miércoles, 22 de abril de 2009

La crisis de abril

Estoy en crisis. Sí. Abril nunca me gustó. Nunca comprendí las canciones en las que se menciona a abril como un mes de ensueño, de enamoramiento. Abril me sabe híbrido. No hace frío ni calor, o hacen los dos a la vez. En abril comienza el año, y cuando éste no ofrece novedades, la sensación es de espanto. Se convive con el destierro en el pago. Los confines son inciertos. Los cambios están bien lejos. ¡Recién estamos en abril, la puta madre! ¿Cómo hay gente que le puede poner Abril a su hija? Si se le pudiera poner diciembre a un hijo, le pondría Diciembre. O Septiembre, que tampoco me sienta mal. En abril el sol ya no es el mismo. No hay lluvias copiosas y el paisaje adquiere un amarillento viejo. Prefiero el color. O el azul-negro de la noche, el momento del día en el que paso mis mejores horas, últimamente. Abril se queda a medio camino. No es invierno ni verano. No es zamba ni chacarera. No es helado ni chocolate. No es cerveza ni fernet. No es chicha ni limonada. Abril es intratable.

miércoles, 8 de abril de 2009

Mirada a Bernasconi

Olor a café y a pucho viejo; a diario caliente, a tortillas recién horneadas. Un hombre de chaqueta y gorro celestes charla con todos. ¡Qué grande Atlético, papá!, provoca, cada tanto, mientras seca las tazas, en su búsqueda permanente de conversación. La chicana conecta. Desde la barra, un cliente bromea a los gritos con otro, que está sentado a una de las mesas; después, con el lustrín. El de siempre. El revistero de al lado abandona unos instantes un templete amarillento, atiborrado de publicaciones, y su radio modelo 70. Entra al bar. Jueguelé al 27, amigo. Es el año de nacimiento de Alfonsín, le dice a un hombre que saboreaba un cortadito caliente y hojeaba páginas monotemáticas sobre la muerte del ex presidente. Todos se conocen. La flor del desierto es una bonita chica, encargada de la caja. Habla poco. Las mujeres hablan poco cuando hay tantos hombres. Ríe. Esa es su forma de comunicarse. Son seis pesos, responde, mientras la registradora vomita varios tickets de una sola vez. Bernasconi nunca fue un nicho para la intelligentzia ni para los jóvenes. Fútbol, quiniela y política son las razones de vivir. Es un bar de mañana. Uno de los primeros al paso en Tucumán. Nunca fue la bohemia, que se quedó sin La Cosechera y sin El buen gusto. A Bernasconi entran y salen funcionarios, jueces, legisladores, empresarios y sindicalistas de los más rancios. En no más de dos cuadras están la Casa de Gobierno, bancos, la Federación Económica, la Caja Popular de Ahorros… y al frente, la plaza Independencia. San Martín 453. Baldosas negras, toldo y puerta tenaz con vidrios y férreos barrotes. Es una de las fachadas del señorial edificio del Jockey Club. Es el punto de encuentro.

sábado, 4 de abril de 2009

El pueblo sabe a quién llorar

Uno de los mejores homenajes al ex presidente Raúl Alfonsín que leí es el del panorama sabatino de Alvaro Aurane, editor de Política del diario La Gaceta, de Tucumán. Se titula El pueblo sabe a quién llorar y considero que es un repaso justo de la trayectoria del líder radical.

jueves, 2 de abril de 2009

Sentencia de café

Mujer de unos 50 años, sentada a la mesa de un bar: A la tenología no la para nada, ¿eh? Nada la para a la tenología. Te aviso.