martes, 1 de julio de 2008

Reprimendas de madres a hijos en España

* Viaje en colectivo desde la ciudad hasta las sierras madrileñas:
Niña (de unos seis años): Anda, dámelo un segundo.
Madre: ¡No, porque tú pierdes todo lo que te dan!
Niña: Si te lo pierdo, te compro uno nuevo con mi paga.
Madre: No, he dicho. Y estate quietecilla, ¿eh?

* Niño de unos tres corriendo en la vereda de la avenida principal de Granada:
Madre: ¡Enrique, Enrique, ven aquí!
(El niño siguió corriendo sin hacer caso)
Madre: ¡Parece que este niño no tiene pai ni mai!

* A la salida del zoológico de Casa de Campo, en Madrid:
Niño (con cara de conpungido): Perdona...
Madre: Perdona, perdona... ¡Carlos Perdona te voy a empezar a llamar, porque es lo único que te oigo decir todo el tiempo!

5 comentarios:

Sabrina Konz dijo...

Puteada de una madre tucumana a su niño travieso:
¡PENDEJO HIJO DE REMIL VENÍ PARA ACÁ TE GUÁ REVENTÁ EL ORTO A PATADAA!!!!

Diego Jemio dijo...

Postal en el barrio Diza. Un niño llora en la vereda. Tiene unos seis años. Al ratito, sale la madre y le dice: "Quedate callado, ya te ha dicho tu papá que no te quiere un pingo". Maravilloso.

Julio dijo...

Muuuuy bueno, Juanjo. Y sí, Diega, maravilloso lo del Diza.

Vero Juliano dijo...

Imagen recuperada en un barrio cerrado.
Personajes involucrados: la “mucama” (con la indumentaria acorde) y Nicanor junior.
Ella: “No llorés más, ya te dije miles de veces que no soy tu mamá”.

Unknown dijo...

Juanjo querido: la mezcla de paisajes europeos y de reprimendas a los niños me trajo a la memoria una anécdota tan brutal como extraordinaria del orejudo de Praga. Kafka revelò alguna vez, como abriendo un cofre de recuerdo monstruosos, que cuando jugaba en su casa y cometía travesuras de niño, su padre dejaba de leer el diario y le decía: “mañana te voy a pegar mucho, muchísimo”. Es tan aberrante que me parece indudablemente cierto. Ineludiblemente humano. Franz diría que esa tortura era tan espantosa, que era tan horrendo esperar al día siguiente para ser apaleado, que en no pocas oportunidad le rogó a su padre que le pegara ese mismo día. Que incontables veces le imploró que lo golpeara mucho. Muchísimo.