sábado, 12 de julio de 2008

Reflexión de Josep Pla sobre el orden

En “El cuaderno gris” figura otra definición del escritor catalán Josep Pla que me ha resultado particularmente acertada. Se la leí hace unos días a mi amiga Maby Sosa para justificar el pintoresco orden de su departamento, en el que estoy alojándome durante estos días hasta que me entreguen el mío. En la casa, la presencia de mi madre es visible por todas partes. Sospecho que si pudiera ordenaría hasta los sentimientos (...) El orden tiene esto de malo: paraliza, admira, invita a no tocar nada. Invita a dejarlo todo para mañana. Dejar una cosa para mañana es dejarla para siempre.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tremendo eso de "dejar algo para mañana es dejarlo para siempre". La máxima, aunque hiperbolica, es muy cierta. Coincido también en lo del orden, siempre que entro a una casa demasiado ordenada desconfio. Como que el orden exesivo abruma, la perfeción asfixia. Detrás de esa perfección casi siempre hay una mujer, es decir una madre, una esposa, o un claro gesto de homosexualidad. Por eso siempre hay que descajetar un poco las cosas, para que no piensen que uno es puto porque se compró la Essen o no compañero?

Anónimo dijo...

Jajaja, totalmente, compañero. Yo creo que el orden, como lo esencial, es invisible. En realidad, todo depende del lugar que tenga cada cosa para uno en la vida. En resumen, si uno sabe dónde encontrarlas, está bien. Un abrazo, cumpa.

Anónimo dijo...

Me gusta la limpieza y el orden. Pero confieso que me volví algo despelotada cuando el orden de mi casa empezó a depender de mí. Lo mismo que tender la cama al salir a trabajar... Es muy fácil la histeria por la perfección hogareña cuando otro hace el laburo sucio.

chica cordel.

victoria dijo...

Coincido, Juanjo, con que el orden es algo personal y absolutamente sin parametros. Hablar de "orden", asi en abstracto, es como decir "belleza" y no mirarla en algun lado.
En cuanto a la definicion de Pla, me encanta. Pienso que siempre fastidia, marca y pesa el orden materno. Creo, tambien, que la postergación es el peor de los letargos.
Un abrazo