martes, 3 de febrero de 2009

El mito Sebreli

Hace poco más de dos meses subí un post sobre una entrevista que mi colega Irene Benito le había hecho para La Gaceta al sociólogo Juan José Sebreli, a propósito de su nuevo libro, Comediantes y mártires. En esta publicación, el intelectual toma cuatro personalidades nacionales (Eva Duarte de Perón, Carlos Gardel, Ernesto Che Guevara y Diego Maradona), los cuestiona y elabora una teoría según la cual la insatisfecha sociedad argentina los convirtió en mitos populares debido a su necesidad permanente de ídolos. En torno de la entrada se había armado un debate acerca del ensayista y de su obra, que él mismo había anticipado que iba a generar escozor. Ayer, casualmente, leí una crítica bien ácida al propio Sebreli y a su nuevo libro. Salió en el diario Crítica de la Argentina y está escrita por un colega de Sebreli, Pablo Alabarces. Me impactó. En particular, el remate del artículo: El pensamiento de Sebreli forma parte de aquello mismo que critica: la liviandad exasperada con la que nuestra cultura erige a ciertas figuras como faros intelectuales o culturales a despecho de sus pobrezas. Exagerando, pero no tanto: Sebreli es a la sociología lo que Tinelli a la cultura de masas. No en vano, hace unos años le dio clases de filosofía a Mirtha Legrand. Los resultados están a la vista.

7 comentarios:

Lorena Tapia Garzón dijo...

"Sebreli es a la sociología lo que Tinelli a la cultura de masas". ¿Qué más decir?
Beso grande, amigo.

Pipina dijo...

Por estos momentos estamos confundidos en cuanto a los valores, no lei el libro ni el artículo, pero si estoy convencida que hay muchísima gente a la que se podría tener de referncia por su aporte a nuestra vida cotidiana. Gracias por pasar por mi rincón.te dejo un beso Pilar

pollo dijo...

Lo dije y lo repito: Sebreli es cualquiera. Eso de demonizar lo popular viene desde Sarmiento y seguimos sin superar esas dicotomias. ya es hora de que la piensen un poco distinta a la cosa o no?. yo creo que el tipo bardea lo que desconoce. Le faltan unos cuantos Ranchillos. Saludos compañero

Disco Stu (Juan Rovira) dijo...

Está del Sebreli el tipo ese. Por eso me gusta. Saludos, Juanjo.

Anónimo dijo...

De noche
A veces siento que me da miedo. Creo que le temo a eso: a que no sea nada, a lo cursi y a los lugares comunes. Esa frase me quedó gravada y la tomé como las mayores de las ofensas que me podían propinar. Dijeron que caigo en lugares comunes. Y si, eso soy, una sucesión de ellos. Un copycast, un imitador que trata de tomar lo de los otros. ¿Está bien? I don t no. Me gustaría saberlo. Entre otras cosas me deliro pensando, siempre, seguido, si está bien copiar o no. ¿Está bien tomar lo de otros? Hasta qué punto es bueno eso. No robarlo, como con el arrebato de un reloj, sino reproducirlo, sentirlo. ¿Será correcto? Y es como pensar si será varón o mujer, creo. Entre nos, además, nunca me gustaron ciertos signos de puntuación. Me molesta abrir o cerrar signos de pregunta y de admiración. Tampoco soporto poner guiones, los que indican que hay un diálogo entre dos. Creo que no tengo chance, y vuelvo a lo primero. Quizás por eso me da pánico. No, la palabra no es poner. Es otra, más linda, menos común –justamente- (odio los guiones). Tiene que ser algo como expresar mis sentimientos de manera explícita, buena y novedosa. ¿Sabré hacerlo? Vaya uno. Lo dudo, no sé. Sí creo que los que triunfan son de dos clases: los talentosos y eruditos, buenos y con el don de trascender como filósofos de las letras. Los otros son los que tienen pasión, fuego, como dijo alguna vez alguien que creo posee la misma fobia que la mía. Su prosa no es ni dogmática ni borgiana. Es simplemente la traducción de sentimientos en letras, en papel. Y lo siguen y acompañan millones. Es como una cuestión de fe: por algún extraño motivo intrínseco de la raza humana, el que posa sus ojos sobre esa tinta siente, vive y se conmueve de la misma manera que quien lo escribió. Es raro, sin dudas. Pero pasa. Juro por Dios. Yo me cuento en el segundo batallón, es claro. Y La noche es linda y precisa para ciertas cuestiones, incluida la del miedo. Uno siempre busca ocasiones, pero nunca las halla. Bueno, ahora quizás la encontré. Pretexto para decir algo y para perder el miedo a la oscuridad que hace temblar los dedos.

Disco Stu (Juan Rovira) dijo...

Sánchez, no te enganches... fumaría, fumaría ya

el Rafa dijo...

Inevitable prenderme con Stu… FUMARIA… FUMARIA YA!!!!:P