El post me recuerda aquel viejo chiste que cuenta de un certamen mundial donde la consigna era hacer funcionar una maquinaria con la menor cantidad de elementos posibles y por mayor extención de tiempo. Entonces aparece el representante japones (infaltable) y se inventa un motor de enegia eolica con un rollo de higienico usado, las trenzas de los zapatos, un caramelo sugus confitado y una pila de reloj. A las diez horas se detiene(grande japone!!! aulla la gilada en las tribunas) Después le llega el turno al yanqui(otro infalible) y se inventa un motor hidroneumatico con una lata de porrón, tres clavos y un forro usado. Se detiene luego de 18 horas de funcionamiento(la monada delira de nuevo) y así siguiendo hasta que le toca el turno al argentino. Este pide un martillo nomás, entonces los espectadores se quedan anonadados, luego saca su miembro y lo pone sobre la mesa (más anonadamiento aun) y le entra a dar de martillazos furiosos. Luego de semejante acto exclama: Este no se para más!!!
Se habla de la crisis de los 40, pero particularmente creo que el verdadero baile empieza a los 50, precisamente. Esto, porque el "cincuentón" toma nota de que entró inexorablemente en la pendiente que culmina nada menos que en la tercera edad. En el ámbito laboral, odian a los jóvenes, porque creen que su objetivo es serrucharles el piso. Están viejos para conseguir laburo y ya no alcanzarán el puesto de gerente, por la edad. En el plano afectivo, las minas se ven a sí mismas horribles y los hombres toman viagra como aspirinas. En definitiva, la gente de 50 años suele tener un lindo mambo en el mate. Habría que esconderlos.
Soy periodista y cantante por afición. Me gradué en 2003 de licenciado en Comunicación Social en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta). Fui cronista de Canal 8 de Tucumán, de Telefé. Fui corresponsal de la agencia Noticias Argentinas (NA). Fui jefe de prensa de la Secretaría de Cultura de Tucumán. Entre diciembre de 2003 y enero de 2012 fui cronista del diario La Gaceta, donde escribí seis años en Economía y uno, en Política. Entre 2000 y 2009 canté en el Coro de Cámara Tucumán, dirigido por Ricardo Steinsleger. En 2010 viví en Madrid, donde realicé el IX Programa Balboa (actualmente Curso Iberis). Allí trabajé como redactor de Economía de la agencia EFE. Desde 2012 vivo en Buenos Aires, donde cursé y aprobé la Maestría en Periodismo de Clarín y la Universidad de San Andrés. Fui redactor de Política de NA en Buenos Aires. Ahora soy corresponsal en el Congreso de los diarios La Voz del Interior, de Córdoba, y Los Andes, de Mendoza. Y canto de barítono en el coro MusicaQuantica, que dirige Camilo Santostefano. Twitter: @_j_u_a_n_j_o.
5 comentarios:
Digno comentario de mi mandre
Genial, amigo, hasta te imagino en plena caracterización. Muchos besos.
Martu.
El post me recuerda aquel viejo chiste que cuenta de un certamen mundial donde la consigna era hacer funcionar una maquinaria con la menor cantidad de elementos posibles y por mayor extención de tiempo. Entonces aparece el representante japones (infaltable) y se inventa un motor de enegia eolica con un rollo de higienico usado, las trenzas de los zapatos, un caramelo sugus confitado y una pila de reloj. A las diez horas se detiene(grande japone!!! aulla la gilada en las tribunas)
Después le llega el turno al yanqui(otro infalible) y se inventa un motor hidroneumatico con una lata de porrón, tres clavos y un forro usado. Se detiene luego de 18 horas de funcionamiento(la monada delira de nuevo)
y así siguiendo hasta que le toca el turno al argentino. Este pide un martillo nomás, entonces los espectadores se quedan anonadados, luego saca su miembro y lo pone sobre la mesa (más anonadamiento aun) y le entra a dar de martillazos furiosos. Luego de semejante acto exclama: Este no se para más!!!
Se habla de la crisis de los 40, pero particularmente creo que el verdadero baile empieza a los 50, precisamente. Esto, porque el "cincuentón" toma nota de que entró inexorablemente en la pendiente que culmina nada menos que en la tercera edad. En el ámbito laboral, odian a los jóvenes, porque creen que su objetivo es serrucharles el piso. Están viejos para conseguir laburo y ya no alcanzarán el puesto de gerente, por la edad. En el plano afectivo, las minas se ven a sí mismas horribles y los hombres toman viagra como aspirinas. En definitiva, la gente de 50 años suele tener un lindo mambo en el mate. Habría que esconderlos.
no sé de qué era el post, pero me mató el chiste de Pollo!!!
jajaja
(perdón, no suelo irme por la tangente así... bue... no mucho)
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