Maipú 333, San Miguel de Tucumán. Escondido entre la gruesa pilastra de un viejo edificio y la vidriera de un local comercial se encuentra este grafiti redentor. Si uno camina por esa cuadra cualquier día, a la mañana o a la tarde, entre el apuro de la gente, las veredas angostas, los bocinazos de los autos y los gritos de los vendedores ambulantes descubrir esa inscripción es ciertamente un bálsamo. Debería haber más epígrafes urbanos del tipo. La ciudad sería menos agresiva.
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1 comentario:
Realmente Juanjo que la cuidad nos dolería menos en los ojos con cosas como esas.
En un tiempo en un monoblock del barrio de mi vieja algún rafta pinto aquella frase de Marley que decía “Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el color de los ojos.”. Daba gusto ir a la escuela leyendo eso. Abrazo.
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