miércoles, 29 de octubre de 2008

Sugestivo

El mejor título que leí sobre la designación de Diego Maradona como DT de la Selección Argentina es uno que salió en El Cronista Comercial. Dice Grondona dejó en manos de Dios a la Selección. Es suspicaz, irónico, compacto y claro.

viernes, 24 de octubre de 2008

Tránsfugas

Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra. Persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato. Militar que cambia de bando en tiempo de conflicto. Estas son las tres acepciones del Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, para la palabra tránsfuga. A propósito de esta introducción, aquí transcribo el remate del último panorama económico de Marcelo Batiz, columnista de la agencia DyN, titulado Corralazo.

En 1994, cuando se sancionó la ley del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, los sindicalistas Oscar Lescano, Amadeo Genta, José Lingeri y Ramón Valle constituían Futura AFJP; Oscar Parrilli (secretario general de la Presidencia durante el gobierno de Néstor Kirchner y actualmente del de Cristina Fernández) defendía la iniciativa de Domingo Cavallo, en carácter de miembro informante del bloque de diputados menemistas en el Parlamento; Sergio Massa y Amado Boudou militaban en la hiperprivatista Ucede (el actual titular de la Anses luego dio cátedra en el CEMA de Roque Fernández y de Carlos Rodríguez), y Martín Redrado presidía la Comisión Nacional de Valores, organismo que impulsó como ninguno la creación de un sistema previsional privado para ampliar el mercado de capitales. Por no añadir que un gobernador santacruceño ejercía su opción por la capitalización.

sábado, 18 de octubre de 2008

No bombardeen Buenos Aires

Mediodía del 11 de septiembre de 2001. El mundo, conmocionado por el ataque terrorista contra Estados Unidos. Los medios, convulsionados por el monstruoso caudal informativo. La televisión y las radios recogían lecturas prematuras sobre la agresión aérea de Al Qaeda a las Torres Gemelas. Sentencias. Las diferencias ideológicas no justifican la muerte de personas inocentes. Reflexiones. Es una cachetada al corazón del capitalismo exacerbado y de la hegemonía política. Vaticinios. Es el embrión de la Tercera Guerra Mundial. Hablaron todos: políticos, economistas, sociólogos, religiosos, artistas. Dijeron nada. Pero hubo una excepción soberbia, inigualable.

Notero de TV: ¿Qué opinás del atentado?
Charly García: Qué puntería, ¿no?

miércoles, 15 de octubre de 2008

Estrofas sublimes

• Quiso la siesta ponerle un niño a su soledad, de trigo y luna y de su mano María va (Antonio Tarragó Ros)

• Me voy pa’ los cerros altos, a llorar a solas lejos, pa’ ver si se apuna el dolor, subo, subo (Rolando Chivo Valladares)

• Ya relincha el nuevo día, caballito de la suerte; es un galope la vida, que lleva justo a la muerte (Raúl Galán)

• Ay, qué camino tan desparejo: la angustia, cerca, y mi niño, lejos (Hermanos Núñez)

jueves, 9 de octubre de 2008

Facebook

En mi departamento, hace unos días, nos juntamos entre amigos para compartir una guitarreada a la que asistió una izquierdista, que opinaba que Facebook es un instrumento de la CIA para mantener identificado a todo el mundo. No sé si su teoría es descabellada o acertada, pero lo cierto es que Facebook me parece uno de los máximos exponentes de la estupidez humana contemporánea. Un amigo me inscribió de prepo en esa autodenominada comunidad social de internet. Me dijo que Facebook es buenísimo. Me bastó ingresar tres veces para darme de baja. Consignas tales como qué gaseosa serías u obsequios como empanadas o mates virtuales... ¿qué clase de boludeces son estas? Solicitudes de amigo... ¿cuál es el concepto de amigo que maneja un usuario Facebook? De la lista de amigos que me armé en Facebook -sin esfuerzo alguno- creo que ni el 20% llegaba a significar amigo, al menos en el concepto que yo manejo del término. Así es que en la nómina incluí personas a las que tal vez nunca vería en mi vida. ¡Ah, pero eso sí: les iba a poder convidar M&M’s virtuales! ¡Son de ricos los M&M’s por internet!

Creo que hay que comer de verdad, tener amigos en serio y dejar de perder el tiempo en imbecilidades como Facebook.

martes, 7 de octubre de 2008

Reflexión sobre las versiones

El otro día me puse a descargar música. Había anotado que iba a bajar Zamba de Argamonte (Gustavo Cuchi Leguizamón), interpretada por Liliana Herrero. Como busqué el tema por el nombre, no por el artista, aparecieron muchas Zamba de Argamonte. Decidí entonces bajar todas para escucharlas y ver cuál me gustaba más. Pero resulta que me gustaron todas. A ver: me sigue pareciendo mayor la de Liliana Herrero, porque ella no deja pasar un verso sin sentirlo, sin expresar una idea; y desde el punto de vista vocal, maneja a la perfección la dinámica y los silencios y juega finamente con los tempos, como el bueno de João Gilberto. La del Dúo Salteño me sorprendió por los extraordinarios agudos y los largos portamentos de los dos cantantes. La de Las Voces Blancas, con sus impecables y dulces armonías, me hace figurar al gaucho manso en el silencio del cerro, en la oscuridad de los árboles en la noche, bajo la luz blanca y potente de la luna. La de Los Fronterizos, más rapidita, proyecta, en cambio, un galope veloz, más campestre. Me gustaron todas las versiones; en particular, porque todas saben diferente. Allí radica el éxito de las canciones versionadas: en la impronta que le da cada artista, cada grupo. No me explico, por ejemplo, cómo puede haber resultado tan exitoso el disco Inconsciente Colectivo de Fabiana Cantilo, cuyas versiones son prácticamente imitaciones de las originales. En Me arde, si se lo escucha con atención, la cantante copia hasta la fonética de Andrés Calamaro. El otro día charlé por primera vez con el Topo Encinar, en el cumpleaños de mi amiga Valeria Totongi, y él reprochaba a los coveristas e insistía en que los músicos debían dejar de lado las interpretaciones para virar hacia la creación. “La gente quiere que le rompan la cabeza con cosas nuevas, loco”, me decía. Y creo que tiene razón. De todas formas, las buenas versiones también te pueden romper la cabeza. Hablando de Liliana Herrero, la semana pasada fuimos a escucharla al teatro San Martín con mi amigo Diego Jemio, y coincidimos en que la de Cosechero es sugestiva, muy original, como la mayoría de sus interpretaciones. Lo bueno es cuando una interpretación te sorprende, cuando se diferencia para bien del original.

viernes, 3 de octubre de 2008

¿Qué horas son, mi corazón?

En la estrellada madrugada de hoy, frente al solemne edificio del Rectorado de la Universidad Nacional de Tucumán y a la vuelta de la Comisaría Segunda de la Policía sesionaba un parlamento improvisado de trotamundos. El apetito de marihuana los había expulsado de La 470, una cueva con paredes de ladrillos a la vista y puerta vidriada pero tapada por discretas cortinas. Allí tocaban bandas locales de reggae y de ska. Yo había ido a escuchar a una de ellas, Ad Hoc, que integran tres amigos y ex compañeros del secundario. Había ido con una amiga que estaba acompañada por otra suya; la primera licenciada y la segunda estudiante avanzada de Historia. Ambas venían de beber cerveza en un antro cumbio con mesas de pool, en Barrio Sur. La ingesta había sido moderada, pero no frenó el payasesco portuñol con una pizca de tucumano básico que ensayaron para conversar con uno de los nómades, artesano él, oriundo de Río de Janeiro. Vestía una bermuda color crudo, alpargatas, un suéter largo, una riñonera de esas que van cruzadas al tórax, y un gorro de lana. “Tengo una hermana que vive allá y que es dueña de un servidor de internet. Gana mucho dinero. Me ofreció pagarme la rehabilitación en una clínica. Yo le dije que soy dueño de hacer con mi vida lo que quiera”, decía, orgulloso, indiferente. Estaba en Tucumán para visitar a su hijo, Mateo. “Por suerte está en esta ciudad, en una casa linda. Aquí no hay ni el cinco por ciento de violencia que hay en Río”, apuntaba, ya melancólico. En ese congreso callejero de bohemios se encontraba, además, un cordobés de una inconfundible tonada arrastrada, al que se lo escuchó musitar, cabeza gacha, que quería volverse a su provincia. También, un porteño de Villa Crespo, rocker él, hincha de San Lorenzo, que relataba los últimos conciertos que había ido a ver en distintas ciudades del país. “En Tucumán siempre alguien te abre las puertas. Buenos Aires es una mierda. El otro día estuve en San Luis. Me había ido a verlo al Indio (Solari). La entrada costaba 150 mangos. ¿Sabés que hice? Me compré así un trozo de merca y me fui a la casa de un chabón amigo. No lo vi al Indio. ¡Pero lo escuché! ¡Desde el patio de la casa se escuchaba todo, loco!”, exponía, con un narcótico entusiasmo y las persianas de sus ojos semiabiertas. Detrás de él, otro andarín, un centroamericano, intentaba chamuyarse a una francesa de pelo corto que no entendía nada de ese castellano playero, de ese reggaeton hablado. “Aquí vas a probar faso puro, no como en Europa, que le meten tabaco”, le decía. Ella sólo lo miraba. Después, tal vez, se perdieron para entenderse mejor. A todo esto, la amiga de mi amiga, que es de Ledesma, Jujuy, se reía del portuñol que espontáneamente se practicaba con el carioca. A su lado, una chica, tal vez la novia del cordobés, tosía, vomitaba y enseguida le hacía una seca a un cigarrillo de vaya a saber qué yerba. A lo lejos se escuchaba la interpretación de un clásico del jamaiquino más famoso. La música introdujo a todo el colorido peregrinaje nuevamente en el salón. En la vereda, a la sombra de un viejo y flaco naranjo, y entre el persistente olor a cannabis, quedaron la soledad del viajero errante y la nostalgia del sueño imposible, de la ilusión eterna.